lunes, 6 de abril de 2020

Pensar la Música | Videos Comentados - 2020 | 05


FÉLIX MENDELSSOHN BARTHOLDY


ACERCA DE LA OBRA



La obertura “Las Hebridas”, también conocida con el nombre de “La Gruta de Fingal”, fue escrita en 1830 y revisada dos años más tarde.




Los viajes de Mendelssohn le condujeron más al norte de su Hamburgo natal. Gran Bretaña fue uno de los países que mejor supo apreciar su genio y Escocia fue uno de los escenarios en los que halló cauce el profundo amor que el compositor sintió por la naturaleza.




Inspirada por la visita de Mendelssohn, en 1829, a la solitaria isla de Staffa en Las Hebridas escocesas, recuerda a un poema sinfónico por su forma de representar la espesura de la niebla, el movimiento regular de las olas, y una gran tormenta.




En Staffa, la naturaleza ha querido esculpir una suerte de gruta que inflamó la inspiración romántica de Mendelssohn, que realizó un retrato sinfónico de este bellísimo paraje septentrional en una obertura cuyos primeros compases, en palabras del propio autor, “saben a aceite de pescado y a gaviotas”.



Fue muy admirada por Brahms, Wagner y otros compositores.



INTÉRPRETES




Intérpretes: https://kammerakademie-potsdam.de/









OBRA COMENTADA



Esta obertura se encuentra organizada en lo que se llama ‘movimiento en forma sonata’, concepto ya explicado en otras publicaciones.


EXPOSICIÓN



En los primeros compases son tan sólo los instrumentos de registro grave, como los fagotes, violas y violoncellos, los encargados de exponer un sencillo diseño melódico descendente.


Inmediatamente las apariciones de imágenes de la navegación de un barco, con una ondulante atmósfera, son estimuladas por las sonoridades de la orquesta.


Los violines y los contrabajos son los encargados de sostener armónicamente el ambiente. Los instrumentos de vientos, los clarinetes, oboes y flautas juntos con el timbal se van sumando a ese momento marítimo.


Los violines son los encargados de retomar el tema principal (0:22). Un oleaje marítimo son sugeridos por las violas y violoncellos (0:34).


Posteriormente, un momento de sonoridad fuerte (0:43) se escucha por primera vez. Para poner fin a esta exposición de la primera melodía, los violines (0:48) nos introducen nuevamente a una suerte de bruma o nebulosa marítima.



Una transición, conecta el momento anterior con el  siguiente. La flauta, oboe y fagot, son los protagonistas en reiterar la  escucha de la melodía principal. Se suman las violas y violoncellos.

La llegada de la exposición de la segunda melodía es preparada por toda la orquesta. Interesantes diálogos (0:30) entre los clarinetes, fagotes y los violines, conducen inevitablemente a la llegada de la segunda melodía.



Los encargados de exponer la segunda melodía son los fagotes y los violoncellos al unísono. Un ejemplo perfecto de una melodía con características románticas nos brinda este segundo tema.

En un registro más agudo se escucha la repetición de esta melodía (0:27), pero ahora los encargados de hacerlo sonar son los violines, tratando de brindar un poco de luz a toda la sonoridad sombría que se escucha desde el comienzo de la obra.




Después de la exposición de la segunda melodía, las flautas (0:11) emprenden el camino para cerrar este primer momento de la obertura, la exposición.

La orquesta ejecuta un rápido crescendo (0:19) que concluye en un momento sonoro fuerte.

Los instrumentos de vientos de mental, introducen una fanfarria (0:25), mientras los instrumentos de cuerdas realizan un murmullo sonoro. Para dar paso al momento siguiente, el desarrollo, los vientos de metal nuevamente proponen una fanfarria (0:48).





DESARROLLO


Continúan las fanfarrias este momento del desarrollo. Las violas dialogan con los instrumentos de viento de mental. Se genera un momento de tensión creciente que desemboca en la escucha de un nuevo motivo sobresalientemente rítmico.


“Con forza”, según Mendelssohn ha anotado en la partitura, los clarinetes y fagotes exponen (0:37) este nuevo motivo. La fanfarria se escucha en un plano sonoro menor. Posteriormente se unen los demás instrumentos.





El segundo tema de la exposición es recordado por medio de los violoncellos y los violines. Posterior a eso, un pasaje, el más mágico (0:27) de la obra, se escucha. El mar ofrece un descanso al barco azotado por las olas.





El ímpetu del mar nuevamente aparece, que nos expulsa del clima de ensueño escuchado. La música recobra su agitación inicial, donde la flauta (0:12) tiene una participación particular.





A continuación uno de los pasajes que nos revela la personalidad del compositor. El barco a todo vapor continua su viaje hacia la aventura que le espera en su destino.

Las fanfarrias ya conocidas irrumpen nuevamente (0:30), dan paso al climax mayor de la obra.

Mendelssohn nos propone una atmósfera turbulenta a través de escalas ascendentes y descendentes (0:41) de las cuerdas de manera desenfrenada (¿un mar enfurecido?). Cuando la orquesta se serena (0:55), es para dar paso a la tercera sección de esta obra, la re-exposición.




RE-EXPOSICIÓN



A la sección del desarrollo le sigue la sección de la re-exposición. Nuevamente se escucha la primera melodía, que es re-expuesta  por las violas y los violoncellos. La obra recupera su aire misterioso y sombrío.





Llegamos al momento más íntimo de toda la obra. Los clarinetes re-exponen el segundo tema. Con un canto apacible, y acompañado simplemente por las cuerdas, se escucha las voces de los clarinetes.




FINAL



Mendelssohn anotó en la partitura para el siguiente momento la expresión “Animato in tempo”. El ensueño anterior llegó a su fin. Se inicia un camino turbulento que nos conducirá al final de la obra.

Escalas ascendentes y descendentes (0:13) nuevamente se escuchan pero se añaden otras líneas sonoras a cargo de los instrumentos de cuerda grave. Por debajo de los violines se percibe este momento sonoro (0:18) de las violas, violoncellos y contrabajos.

Se percibe con mayor claridad la exposición final del tema principal. Los violines segundos se encargan de reforzar su presencia (0:25). Con el mayor tono fatídico se escucha el tema principal.



Un impulso indomable conduce la obra hacia su final. Trompetas y trompas dan presencia nuevamente a la fanfarria ya conocida.

Después de la bravura escuchada, la paz hace su presencia. El clarinete recuerda por última vez el tema que atravesó toda esta obra, alternado con fuerte sonoridades de la orquesta. La flauta con una nota tenida, y con intervenciones muy suaves de las cuerdas dan fin, plácidamente, a esta obertura de Las Hebridas.



Ahora escuchemos,  con oídos atentos, esta misteriosa pero bella obra de Félix Mendelssohn.






MÁS INFORMACIÓN


Para comprender mejor la sonoridad de esta obra, este sitio nos ayuda a hacerlo:

Staffa y la cueva de Fingal, una de las islas más raras de Escocia y del mundo








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